martes, 17 de marzo de 2015

Cómo evitar el sueño al volante mientras conducimos



El sueño al volante es un factor de riesgo muy elevado en diferentes situaciones. La somnolencia, la sensación de pesadez y los efectos que eso produce en nuestro cuerpo y mente son potencialmente peligrosos en la carretera, ya que perderemos capacidad de atención, nuestros reflejos se verán aletargados y podemos llegar a sufrir microsueños.

¿Cuáles son las causas del sueño al volante? ¿Qué podemos hacer para evitar esas situaciones tan peligrosas, tanto para nosotros como para el resto de conductores? Vamos a intentar analizar esas posibles causas para así tener las herramientas suficientes al alcance para hacerle frente al sueño al volante.

Copiosas comidas, falta de sueño o medicación, principales causas

Para conducir hemos de estar en perfectas condiciones psicofísicas. Esto significa que debemos estar frescos, alertas, con buena actitud, y físicamente descansados, porque de lo contrario podemos acusar el cansancio y el aburrimiento de un largo viaje por carretera o por autovía, que es precisamente donde los desplazamientos son más monótonos.

Partiendo de este último punto por el que poco podemos hacer, el de la monotonía del trazado de las autovías, veamos algunas causas muy evidentes de sueño al volante:

  • Poco descanso previo: períodos de descanso insuficiente nos llevan a tener un malestar crónico en forma de sueño, sensación de agotamiento general, falta de ánimos, poca capacidad de concentración o escasa efectividad de nuestros reflejos. Descansar correctamente días antes de un viaje por carretera es fundamental para estar al 100%.
  • No descansar durante el trayecto: la monotonía de las autovías se combate descansando periódicamente. Como orientación se recomienda parar cada 200 km, o dos horas (lo que suceda primero) y estirar las piernas, dar un paseo, tomar un refrigerio. La realidad es que uno debe parar y descansar cuando note síntomas de cansancio. La prisa es mala consejera.
  • Comidas copiosas, o simplemente pesadas. Hay que puntualizar una cosa, y es que una comida no necesita ser abundante para provocarnos sueño: las comidas grasas, excesivamente calóricas o, en general, poco saludables nos provocarán somnolencia más fácilmente que una ensalada variada, aunque a priori parezca excesiva en cantidad. Reposar después de comer nos ayudará a sentirnos más frescos y dispuestos para seguir el camino.
  • El consumo de alcohol. Esto es un básico de la seguridad vial. Al volante, cero alcohol, pero también en las comidas lo evitaremos, por mucho que descansemos “media horita”.
  • La medicación. En este apartado hemos de poner especial cuidado porque, si nos medicamos, hemos de saber exactamente los posibles efectos secundarios de cada medicamento. Entre esos efectos secundarios se puede encontrar el de provocar somnolencia, por lo que estará bien claro en el prospecto que conducir está contraindicado.

Siguiendo nuestro sentido común sabremos prevenir la aparición de sueño al volante, y por otro lado, debemos ser conscientes de la importancia del descanso y no apurar los tramos del viaje, por ejemplo para llegar cuanto antes al destino, aunque sintamos los primeros coletazos del sueño.

Ante cualquier síntoma de relajación, pérdida momentánea de la atención, necesidad de mantenerse activos (por ejemplo cambiando de emisora, jugueteando con los dedos, agitando brevemente la cabeza) pararemos, y descansaremos.

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